Durante este mes de diciembre en Asturias ha ocurrido algo sorprendente, y no me refiero al impacto que han causado en nuestro medio natural los incendios forestales (más que sorprendente es la crónica de una muerte anunciada) si no a la repercusión que han tenido en las redes sociales.
Se han escrito líneas y líneas condenado a los presuntos incendiarios, rogando por la lluvia, y compartiendo imágenes de impotencia y desolación. La sociedad es cada vez más consciente de que existe un problema, pero necesita toda la información posible para poder comprenderlo, y que algún día entre todos podamos atajarlo.¿Cómo ha podido ocurrir esto?
En gran parte de la Cornisa Cantábrica, el mayor número de incendios ocurre fuera de los meses de máximo riesgo (verano), en concreto a finales de invierno, principios de primavera y de otoño. En estas épocas suelen presentarse cortos periodos de tiempo en los que las temperaturas se elevan ligeramente, y se mantiene un viento de componente sur muy seco. Si lo pensamos son las mismas condiciones que hemos tenido los últimos días, solo que desplazadas en el calendario y con un viento muy fuerte, superior al habitual. Estas condiciones hacen que la vegetación pierda humedad y esté en condiciones óptimas para arder, y que un pequeño foco que con otras condiciones podría haberse apagado solo, o fácilmente con los medios suficientes, se convierta en una seria amenaza.
El abandono de las zonas rurales, sumado a una política forestal prácticamente inexistente, implica que los incendios serán cada vez más difíciles de controlar por el aumento de su potencial para arder.
En cuanto a los medios de que disponemos para afrontar el problema, queda en evidencia que no son suficientes:
Por un lado los Bomberos de Asturias llevan meses manifestándose cada jueves, simplemente para poder mantener todos sus parques en funcionamiento ante la falta de personal.
Por el otro, las desconocidas cuadrillas forestales, trabajan de forma temporal, adjudicadas a empresas privadas a un precio mínimo. Tras realizar labores de desbroce durante horas, cuando se presentan emergencias tienen que acudir a los incendios. Lo hacen con una formación mínima en seguridad y con unos equipos de protección individual de la menor calidad que permite la legislación. Estas cuadrillas “invisibles”, tanto de tierra como helitransportadas, son los no reconocidos Bomberos Forestales. Algunas de ellas, como las BRIF, se mantienen desde hace meses en conflicto con las administraciones y empresas para reclamar unas condiciones mínimas que les permita desarrollar su trabajo. Otras, ni siquiera tienen la opción de manifestarse por la amenaza del despido.
A día de hoy en España, según en qué Comunidad Autónoma, podemos encontrar hasta un 80% del personal para la lucha contra incendios forestales en el paro, ya que la gran mayoría solo trabajan 3 - 4 meses en verano.
En cuanto a la causalidad, decir que prácticamente la totalidad de los incendios del noroeste peninsular son de origen humano. Algunos de ellos por negligencias y otros muchos intencionados, por motivos tan diversos como son; desde la venganza, las desavenencias vecinales, a las enfermedades mentales (estos son los pirómanos propiamente dichos, que suponen menos del 10% de los incendios intencionados), pasando por una “cultura del fuego” mal aprendida que destruye bosques en lugar de regenerar los pastos.
Lo cierto es que los incendios forestales representan un problema complejo, el cual sólo puede afrontarse de forma efectiva integrando varios aspectos en un mismo planteamiento:
- Una política forestal que permita poner en valor a nuestros bosques, haciendo que la gente obtenga beneficios tanto directos como indirectos de los mismos.
- Una educación ambiental que realmente nos ayude a valorarlo y comprenderlo en toda su complejidad.
- Y un dispositivo de prevención y extinción de incendios permanente. Que mantenga las labores preventivas básicas (que son muchas) durante las épocas de menor riesgo, y así tenerlos a todos disponibles y bien preparados cuando más se les necesite.
Espero que esto sirva para ayudar a que la gente sea más crítica con el tema, animándola a recabar información de fuentes fiables. Y que cuando en los próximos días comparezcan nuestras autoridades para hablar sobre estos incendios, nos preguntemos si realmente la situación que nos exponen se corresponde con la realidad, y si sus propuestas no son un simple parche para aplazar el problema durante unos cuantos años más.
Gracias a todos por valorar y querer defender lo que nos es tan preciado. Nuestro paraíso.
Noel López García.
Ingeniero de Montes.